La
Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón, un año más, vuelve a llevar a la Santísima Virgen de la Soledad al
encuentro con el Santísimo Sacramento en la Solemnidad del Corpus
Christi.
Como
viene sucediendo desde hace unos años, la Festividad del Corpus Christi trae consigo el
Traslado de la María Santísima de la Soledad para presidir el Altar
Sacramental que la Hermandad del Domingo de Ramos instala en la Puerta
de Carruajes del Ayuntamiento de La Palma.
Hoy, 27 de mayo, a las 21:00 horas la Ermita de San Sebastián acogerá el rezo del Santo Rosario, que antecederá al Solemne Traslado de la Santísima Virgen. El breve Traslado recorrerá la Calle Real llevando a la Virgen en unas pequeñas andas portadas por la cuadrilla de jóvenes costeleros organizada el pasado año y acompañada por su Junta de Gobierno hasta la Plaza del Corazón de Jesús, con la sencillez y recogimiento que caracteriza este culto.
Hoy, 27 de mayo, a las 21:00 horas la Ermita de San Sebastián acogerá el rezo del Santo Rosario, que antecederá al Solemne Traslado de la Santísima Virgen. El breve Traslado recorrerá la Calle Real llevando a la Virgen en unas pequeñas andas portadas por la cuadrilla de jóvenes costeleros organizada el pasado año y acompañada por su Junta de Gobierno hasta la Plaza del Corazón de Jesús, con la sencillez y recogimiento que caracteriza este culto.
Durante la
tarde del sábado, en horario de 21:00 a 00:00 horas, y la jornada del domingo, de 09:00 a 13:00 horas, la Virgen de la Soledad
estará expuesta en su Altar de la Festividad del Corpus para la veneración de los fieles,
esperando la visita del Sacramento Eucarístico en la mañana del
domingo 29 de mayo durante la Procesión del Corpus Christi.
El
regreso hasta su Sede Canónica tendrá lugar el lunes día 30,
celebrándose el Traslado a las 21:30 horas recorriendo el mismo
itinerario de forma invertida y concluyendo con el rezo de la Salve.
Jesús Sacramentado volverá a encontrarse con quien fuera primer Sagrario de la Cristiandad. La
Dolorosa de la Soledad volverá a esperar, paciente, la gloria del Jesús vivo en la Eucaristía.
Foto: Manuel V.