Anotación...
La Virgen de la cartera. Y estabas Tú, justo donde siempre, en el mismo rostro de papel estampa arrugado por lo cotidiano. Estabas allí como la carcelera atemportal de los recuerdos más hermosos de una infancia que huele a flores frescas en este día.
Allí estabas, dispuesta a enredarte en los entresijos de esta vida que fue andada de tu mano, esa que hace soñar con imposibles inexistentes. Sentada en el alma de aquellos que hoy te miran a los ojos, color infinito, con que siempre bendices al orbe que te aclama. Valiente mujer de las mil primaveras, rutilante faro en atardecidas de arquitecturas efímeras, viril de la gracia que se contiene en la sonrisa infante del Dios que juguetea entre querubes marmoreos, a los que el artista palmerino diera vida. Madre y Maestra de tantos como han aprendido de tus enseñanzas, de las de tus Santos y tus hijos Salesianos.
Hoy el mundo se hace melodía con sabor a Ave María, Himno Universal para cantarle a la Virgen de la cartera, esa que asalta al corazón para susurrar bajito y al oido que su Auxilio jamás abandona.
Pueden participar en esta sección, enviándonos sus sugerencias, opiniones, impresiones o curiosidades al correo electrónico: lapalmacofradiera@gmail.com, o dejarnos sus comentarios en nuestra Página de Facebook: https://www.facebook.com/pages/La-Palma-Cofradiera/121577894550554 o en nuestro Twitter: https://twitter.com/#!/LPCofradiera.
La Virgen de la cartera. Y estabas Tú, justo donde siempre, en el mismo rostro de papel estampa arrugado por lo cotidiano. Estabas allí como la carcelera atemportal de los recuerdos más hermosos de una infancia que huele a flores frescas en este día.
Allí estabas, dispuesta a enredarte en los entresijos de esta vida que fue andada de tu mano, esa que hace soñar con imposibles inexistentes. Sentada en el alma de aquellos que hoy te miran a los ojos, color infinito, con que siempre bendices al orbe que te aclama. Valiente mujer de las mil primaveras, rutilante faro en atardecidas de arquitecturas efímeras, viril de la gracia que se contiene en la sonrisa infante del Dios que juguetea entre querubes marmoreos, a los que el artista palmerino diera vida. Madre y Maestra de tantos como han aprendido de tus enseñanzas, de las de tus Santos y tus hijos Salesianos.
Hoy el mundo se hace melodía con sabor a Ave María, Himno Universal para cantarle a la Virgen de la cartera, esa que asalta al corazón para susurrar bajito y al oido que su Auxilio jamás abandona.
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Foto: Colección Particular - Raúl Berzosa