Gloria de Oro para la Reina de este Valle de La Palma.
Calidad técnica, arte, belleza, elegancia, devoción y amor, son algunos de los calificativos con los que se puede hacer alusión a las coronas que ceñirán las sienes de la Virgen del Valle y su Bendito Niño, en la esperada mañana del 23 de octubre.
El prestigioso Taller de Orfebrería de los Hermanos Delgado López ha demostrado su buen hacer y ha dejado en La Palma una de las mejores obras, que hasta el momento ha salido de su sevillano taller. Estas coronas, donadas íntegramente por el pueblo palmerino como ofrenda de amor a su Excelsa Madre y Patrona, están ejecutadas con casi 4000 gramos de oro de ley de 22 quilates, trabajados con las técnicas más artesanales de la orfebrería, siendo destacable la precisión del repujado de cada una de las piezas que conforman estas preseas.
La corona imperial de la Virgen está conformada por un hermoso resplandor de forma redonda, en cuya parte exterior se sitúan doce óvalos de donde parten otros tantos rayos biselados lisos, simbolizando la luz divina, que son rematados por las estrellas caladas, que hacen alusión a la Mujer descrita por San Juan en el Apocalipsis. Estos rayos son arropados por diez entrerrayos repujados a base de volutas y hojarascas, que sirven de unión entre sí y terminan de componer el círculo, que es rematado por la Cruz, campeante y ricamente exornada, sobre el orbe, siendo flanqueada por dos palmas, simbolizando el triunfo de la Santa Cruz sobre la tierra. La parte central está compuesta por el anagrama de la Virgen María, custodiado por dos arcángeles que sostienen la corona ducal. Todo ello es circundado por un lazo, donde se puede leer la inscripción: “Regina Vallis Salus Infirmorum Mater Dei”; siendo sustentado este motivo por dos esbeltas palmas, que simbolizan la veneración del pueblo palmerino a su Patrona. El canasto está dividido en doce partes simultaneando perchetes, rematados por ramilletes de palmas, y cartelas sobre las que asientan los seis imperiales o atributos, repujados con gran decoración, que dan realce al canasto representando la Realeza de la Santísima Virgen, Reina de Cielos y Tierra. En la parte delantera de este canasto se engarzan cuatro riquísimos diamantes de gran tamaño y pureza, donados por la hermana de la Corporación Dña. Juana Casado de Cepeda. Todo ello se asienta sobre el aro que irá sobre las sienes de la Virgen, repujado con decoración de laurel, símbolo del triunfo, y palmas, en alusión a nuestra localidad. Como curiosidad, se debe citar que en esta presea los orfebres han querido dejar su seña añadiendo en una de estas palmas una pequeña libélula.
La corona del Niño sigue las líneas estilísticas del conjunto, conectando directamente con la corona de la Virgen. En su diseño destaca un original lazo que se une con el orbe y la Cruz, pudiéndose leer la inscripción: “Jesús Hombre Salvador”.
Les dejamos a continuación una amplia Galería Fotográfica en la que podrán ver todos los detalles de estas Coronas.
Calidad técnica, arte, belleza, elegancia, devoción y amor, son algunos de los calificativos con los que se puede hacer alusión a las coronas que ceñirán las sienes de la Virgen del Valle y su Bendito Niño, en la esperada mañana del 23 de octubre.
El prestigioso Taller de Orfebrería de los Hermanos Delgado López ha demostrado su buen hacer y ha dejado en La Palma una de las mejores obras, que hasta el momento ha salido de su sevillano taller. Estas coronas, donadas íntegramente por el pueblo palmerino como ofrenda de amor a su Excelsa Madre y Patrona, están ejecutadas con casi 4000 gramos de oro de ley de 22 quilates, trabajados con las técnicas más artesanales de la orfebrería, siendo destacable la precisión del repujado de cada una de las piezas que conforman estas preseas.
La corona imperial de la Virgen está conformada por un hermoso resplandor de forma redonda, en cuya parte exterior se sitúan doce óvalos de donde parten otros tantos rayos biselados lisos, simbolizando la luz divina, que son rematados por las estrellas caladas, que hacen alusión a la Mujer descrita por San Juan en el Apocalipsis. Estos rayos son arropados por diez entrerrayos repujados a base de volutas y hojarascas, que sirven de unión entre sí y terminan de componer el círculo, que es rematado por la Cruz, campeante y ricamente exornada, sobre el orbe, siendo flanqueada por dos palmas, simbolizando el triunfo de la Santa Cruz sobre la tierra. La parte central está compuesta por el anagrama de la Virgen María, custodiado por dos arcángeles que sostienen la corona ducal. Todo ello es circundado por un lazo, donde se puede leer la inscripción: “Regina Vallis Salus Infirmorum Mater Dei”; siendo sustentado este motivo por dos esbeltas palmas, que simbolizan la veneración del pueblo palmerino a su Patrona. El canasto está dividido en doce partes simultaneando perchetes, rematados por ramilletes de palmas, y cartelas sobre las que asientan los seis imperiales o atributos, repujados con gran decoración, que dan realce al canasto representando la Realeza de la Santísima Virgen, Reina de Cielos y Tierra. En la parte delantera de este canasto se engarzan cuatro riquísimos diamantes de gran tamaño y pureza, donados por la hermana de la Corporación Dña. Juana Casado de Cepeda. Todo ello se asienta sobre el aro que irá sobre las sienes de la Virgen, repujado con decoración de laurel, símbolo del triunfo, y palmas, en alusión a nuestra localidad. Como curiosidad, se debe citar que en esta presea los orfebres han querido dejar su seña añadiendo en una de estas palmas una pequeña libélula.
La corona del Niño sigue las líneas estilísticas del conjunto, conectando directamente con la corona de la Virgen. En su diseño destaca un original lazo que se une con el orbe y la Cruz, pudiéndose leer la inscripción: “Jesús Hombre Salvador”.
Les dejamos a continuación una amplia Galería Fotográfica en la que podrán ver todos los detalles de estas Coronas.
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