En la palma de tus manos
vi el perdón a tus heridas.
Y al hundirme allí en tus brazos
fui temiéndome el fracaso
de mirarte ya sin vida.
En la palma de tus manos
quise soñar que eran besos
esas llagas encendidas
que reflejan tus costillas
en tu pecho descompuesto.
En La Palma de tu cielo,
y viéndote sin ser visto,
entendí que eras el Cristo
que cada Domingo de Ramos
nos vas haciendo más cristianos
cuando sales de paseo
con tus llagas y tus huesos,
tus dos manos traspasadas
por dos clavos como espadas
y tus ojos entreabiertos.
.......
Y si te vas a morir,
para llorarte tu muerte,
dime, Señor, por favor
el sitio justo y la hora
que quiero ser el segundo.
Que siempre fue la Amargura
la primera que te llora.
vi el perdón a tus heridas.
Y al hundirme allí en tus brazos
fui temiéndome el fracaso
de mirarte ya sin vida.
En la palma de tus manos
quise soñar que eran besos
esas llagas encendidas
que reflejan tus costillas
en tu pecho descompuesto.
En La Palma de tu cielo,
y viéndote sin ser visto,
entendí que eras el Cristo
que cada Domingo de Ramos
nos vas haciendo más cristianos
cuando sales de paseo
con tus llagas y tus huesos,
tus dos manos traspasadas
por dos clavos como espadas
y tus ojos entreabiertos.
.......
Y si te vas a morir,
para llorarte tu muerte,
dime, Señor, por favor
el sitio justo y la hora
que quiero ser el segundo.
Que siempre fue la Amargura
la primera que te llora.
Francisco José Martínez de la Torre.
Del Pregón de la Semana Santa de La Palma del año 2004.
Del Pregón de la Semana Santa de La Palma del año 2004.
Foto: Manuel V.