Azotes del viento a los recuerdos de la memoria, azotes a tus espaldas de hombre, azotes que resuenan entre las bóvedas de la Parroquia, azotes de Dios que impregnan el alma...
¡Salve, Rey de los Judíos! gritaban con burlas aquellos que no supieron ver en tus ojos la inmensidad infinita de tu amor, aquellos que no ofrecieron el oro a tus sienes y que tejieron con alevosía una corona de espinas dolorosas, aquellos que marcaron la piel inocente de Dios con castigos terrenales, aquellos que miraron de frente al Mesías y no quisieron reconocerlo. Y por eso vas Cautivo, por eso tus manos siempre van amarradas, por eso se pierde tu mirada en el horizonte, por eso derramas tu sangre en la tierra palmerina.
Jesús Cautivo, es la tristeza que hoy nos mueve ante tu altar el signo inequívoco del arrepentimiento pecador, de la pena que pesa en el alma al ver tu sufriente figura, del dolor de ver a nuestra Madre inundada en un llanto desconsolado que desborda sin medida el sentir del que quiere ser pañuelo para enjugar sus Lágrimas. Valientes Lágrimas que vuelven a rozar a La Palma desde el perfil bajo de su inmaculada mirada.
Del 15 al 19 de marzo las velas de una candelería daban luz a una estampa histórica: el rostro humilde del Cautivo quedaba reflejado en el dolor de las Lágrimas de María, Valle de Amor nuestro. Se celebraba en la Parroquia el Solemne Quinario de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo entre el fervor y la devoción inquieta al Señor y su Madre de las Lágrimas.
Un altar, con señas trinitarias y signos propios de la Corporación, se alzaba en el presbiterio de la Iglesia. Dosel de damascos rojo y azul enmarcaban a Nuestro Padre Cautivo que se presentaba en el centro del conjunto, luciendo su nueva túnica bordada en oro fino realizada en el taller sevillano de D. Mariano Martín Santoja y estrenada el pasado 4 de marzo en el tradicional Besapiés del Señor. A ambos lados del Cautivo, se situaban Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas y San Juan Evangelista. La Virgen de las Lágrimas se presentaba bellísima, ataviada con sumo gusto, con ricos y antiguos brocados dorados, que se estrenaban en estos cultos. Manto azul y saya rosa que contrastaban con los finos encajes que se plegaban enmarcando el nacarado rostro de la Santísima Virgen, la cual portaba sobre sus sienes corona imperial bañada en oro. San Juan Evangelista, por su parte, lucía túnica verde, mantolín rojo brocado y pecherín de encajes. Cera blanca y cuatro elegantes jarras cónicas de claveles rojos completaban el personalísimo altar de la Hermandad del Cautivo.
El 20 de marzo, el tiempo volvió a perder la partida. Fue en el día de la Solemne Función Principal de Instituto y Besamanos a Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas, cuando el oro nuevo se fundió en puntadas con sabor antiguo ajustadas a su talle, guardando el estilo decimonónico y romántico de aquellos tiempos. La Virgen de las Lágrimas descendía de su altar y volvía a ofrecer el bajo perfil de su dulce dolor al pueblo de La Palma, que con admiración pudo verla estrenando la nueva saya que antaño fuese propiedad de la desaparecida imagen de su misma advocación. Un grupo de devotos han sido los que han donado esta nueva saya bordada en oro fino a realce sobre terciopelo azul oscuro, que es réplica de la que la antigua imagen de la Santísima Virgen de las Lágrimas poseía y que fue vendida a la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de San Julián de Sevilla. La nueva pieza ha sido realizada en los talleres sevillanos de D. Mariano Martín Santoja, que con la delicadeza y el cuidado que pone en sus obras, ha respetado el original diseño de las Hermanas Antúnez de estilo romántico. Además de la nueva saya, lucía la Santísima Virgen en su Besamanos manto de terciopelo azul noche, nuevo tocado bordado con sedas de colores y encajes, media luna a sus pies y la corona imperial sobre sus sienes.
Pero no estaba sola, el dolor de sus Lágrimas encontraban el consuelo atento de San Juan, que a su lado le acercaba un pañuelo. San Juan vestía túnica de terciopelo azul oscuro, mantolín verde, pecherín de encajes y nimbo dorado. Dramatismo a flor de piel, San Juan le habla entre susurros y sus Lágrimas se derraman ante un Valle que porta sobre sus brazos el recuerdo intacto de aquella infancia inocente de su Hijo, ahora Cautivo. Flanqueando esta Sacra Conversación, se situaban dos hermosos centros florales a base de gladiolos, liliums en tonos rosas y anthuriums blancos; quedando tras la Madre y el Discípulo, la imagen de Jesús Cautivo sobre su esbelto altar de cultos.
Jornada histórica en la Hermandad del Cautivo, cuya Junta de Gobierno tomó posesión de sus cargos en el Ofertorio de la Función Principal, teniendo el privilegio de sellar esta promesa de compromiso cristiano ante la Excelsa Patrona en el año de su Coronación Canónica.
Devoción, Fervor, Oro, Hermandad, Oración, Recogimiento, Diálogo, Lágrimas, Luz, Silencio,... son algunos de los elementos que se pueden destacar de estos cultos, con los que La Palma ha honrado a su Padre Jesús Cautivo.
¡Salve, Rey de los Judíos! gritaban con burlas aquellos que no supieron ver en tus ojos la inmensidad infinita de tu amor, aquellos que no ofrecieron el oro a tus sienes y que tejieron con alevosía una corona de espinas dolorosas, aquellos que marcaron la piel inocente de Dios con castigos terrenales, aquellos que miraron de frente al Mesías y no quisieron reconocerlo. Y por eso vas Cautivo, por eso tus manos siempre van amarradas, por eso se pierde tu mirada en el horizonte, por eso derramas tu sangre en la tierra palmerina.
Jesús Cautivo, es la tristeza que hoy nos mueve ante tu altar el signo inequívoco del arrepentimiento pecador, de la pena que pesa en el alma al ver tu sufriente figura, del dolor de ver a nuestra Madre inundada en un llanto desconsolado que desborda sin medida el sentir del que quiere ser pañuelo para enjugar sus Lágrimas. Valientes Lágrimas que vuelven a rozar a La Palma desde el perfil bajo de su inmaculada mirada.
Del 15 al 19 de marzo las velas de una candelería daban luz a una estampa histórica: el rostro humilde del Cautivo quedaba reflejado en el dolor de las Lágrimas de María, Valle de Amor nuestro. Se celebraba en la Parroquia el Solemne Quinario de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo entre el fervor y la devoción inquieta al Señor y su Madre de las Lágrimas.
Un altar, con señas trinitarias y signos propios de la Corporación, se alzaba en el presbiterio de la Iglesia. Dosel de damascos rojo y azul enmarcaban a Nuestro Padre Cautivo que se presentaba en el centro del conjunto, luciendo su nueva túnica bordada en oro fino realizada en el taller sevillano de D. Mariano Martín Santoja y estrenada el pasado 4 de marzo en el tradicional Besapiés del Señor. A ambos lados del Cautivo, se situaban Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas y San Juan Evangelista. La Virgen de las Lágrimas se presentaba bellísima, ataviada con sumo gusto, con ricos y antiguos brocados dorados, que se estrenaban en estos cultos. Manto azul y saya rosa que contrastaban con los finos encajes que se plegaban enmarcando el nacarado rostro de la Santísima Virgen, la cual portaba sobre sus sienes corona imperial bañada en oro. San Juan Evangelista, por su parte, lucía túnica verde, mantolín rojo brocado y pecherín de encajes. Cera blanca y cuatro elegantes jarras cónicas de claveles rojos completaban el personalísimo altar de la Hermandad del Cautivo.
El 20 de marzo, el tiempo volvió a perder la partida. Fue en el día de la Solemne Función Principal de Instituto y Besamanos a Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas, cuando el oro nuevo se fundió en puntadas con sabor antiguo ajustadas a su talle, guardando el estilo decimonónico y romántico de aquellos tiempos. La Virgen de las Lágrimas descendía de su altar y volvía a ofrecer el bajo perfil de su dulce dolor al pueblo de La Palma, que con admiración pudo verla estrenando la nueva saya que antaño fuese propiedad de la desaparecida imagen de su misma advocación. Un grupo de devotos han sido los que han donado esta nueva saya bordada en oro fino a realce sobre terciopelo azul oscuro, que es réplica de la que la antigua imagen de la Santísima Virgen de las Lágrimas poseía y que fue vendida a la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de San Julián de Sevilla. La nueva pieza ha sido realizada en los talleres sevillanos de D. Mariano Martín Santoja, que con la delicadeza y el cuidado que pone en sus obras, ha respetado el original diseño de las Hermanas Antúnez de estilo romántico. Además de la nueva saya, lucía la Santísima Virgen en su Besamanos manto de terciopelo azul noche, nuevo tocado bordado con sedas de colores y encajes, media luna a sus pies y la corona imperial sobre sus sienes.
Pero no estaba sola, el dolor de sus Lágrimas encontraban el consuelo atento de San Juan, que a su lado le acercaba un pañuelo. San Juan vestía túnica de terciopelo azul oscuro, mantolín verde, pecherín de encajes y nimbo dorado. Dramatismo a flor de piel, San Juan le habla entre susurros y sus Lágrimas se derraman ante un Valle que porta sobre sus brazos el recuerdo intacto de aquella infancia inocente de su Hijo, ahora Cautivo. Flanqueando esta Sacra Conversación, se situaban dos hermosos centros florales a base de gladiolos, liliums en tonos rosas y anthuriums blancos; quedando tras la Madre y el Discípulo, la imagen de Jesús Cautivo sobre su esbelto altar de cultos.
Jornada histórica en la Hermandad del Cautivo, cuya Junta de Gobierno tomó posesión de sus cargos en el Ofertorio de la Función Principal, teniendo el privilegio de sellar esta promesa de compromiso cristiano ante la Excelsa Patrona en el año de su Coronación Canónica.
Devoción, Fervor, Oro, Hermandad, Oración, Recogimiento, Diálogo, Lágrimas, Luz, Silencio,... son algunos de los elementos que se pueden destacar de estos cultos, con los que La Palma ha honrado a su Padre Jesús Cautivo.
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Solemne Quinario a Nuestro Padre Jesús Cautivo.
Besamanos a Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas.
Foto: Manuel V.
Solemne Quinario a Nuestro Padre Jesús Cautivo.
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Foto: Manuel V.