María Stma. del Socorro regresa a la Iglesia del Valle el próximo fin de semana, tras concluirse el proceso de restauración al que se ha sometido.
Será el próximo día 19 de febrero cuando quede expuesta a la Veneración de los Fieles entre los mudéjares muros del Valle, que la esperan impacientes desde aquella Festividad de la Epifanía en la que la vieron por última vez.
No ha pasado mucho tiempo, el justo y necesario para subsanar aquellos daños que el paso de los años habían hecho en su policromía. Las manos de D. Antonio J. Bernabé Ávila, Licenciado en Bellas Artes y especializado en Conservación y Restauración, han sido las que han tenido la suerte de ejecutar las labores que han devuelto a la bella Dolorosa de D. Sebastián Santos todo su esplendor originario.
Aún no se conoce el horario en el que permanecerá abierta la Iglesia del Valle, pero les informaremos en unos días.
La ausencia ha terminado para los hermanos de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno, que en pocas horas volverán a enfretarse a la belleza dolorida de la Madre del Señor, que regresa cobijando en sus ojos aquellos resplandores con los que enamoró a La Palma en la posguerra.
Será el próximo día 19 de febrero cuando quede expuesta a la Veneración de los Fieles entre los mudéjares muros del Valle, que la esperan impacientes desde aquella Festividad de la Epifanía en la que la vieron por última vez.
No ha pasado mucho tiempo, el justo y necesario para subsanar aquellos daños que el paso de los años habían hecho en su policromía. Las manos de D. Antonio J. Bernabé Ávila, Licenciado en Bellas Artes y especializado en Conservación y Restauración, han sido las que han tenido la suerte de ejecutar las labores que han devuelto a la bella Dolorosa de D. Sebastián Santos todo su esplendor originario.
Aún no se conoce el horario en el que permanecerá abierta la Iglesia del Valle, pero les informaremos en unos días.
La ausencia ha terminado para los hermanos de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno, que en pocas horas volverán a enfretarse a la belleza dolorida de la Madre del Señor, que regresa cobijando en sus ojos aquellos resplandores con los que enamoró a La Palma en la posguerra.
Foto: Manuel V.