NTRO. PADRE JESÚS NAZARENO: Crónica - Reposición al Culto de María Stma. del Socorro tras su Restauración.
Allí estaban todos, los que la conocen bien, los que ponen elegancia a su andar, los que la sienten, los que la quieren y los que la buscan perfumada de lirios en cada Madrugá del año... Todos esperaban su vuelta con la impaciencia de volver a poner en sus manos un sincero Ave María.
Y la espera terminaba, adelantada a la costumbre, antes de que los naranjos fuesen salpicados por el blanco de los azahares, mucho antes de que la brisa trajera aroma a incienso, antes de que las sombras alargadas y puntiagudas de los penitentes ocuparan las calles, antes de que las cornetas llorasen marchas y el saetero rompiese su voz en los balcones, antes de que la cera se fundiese y de que el clavel ocupara su sitio preferencial... Mucho antes volvió su Socorro, estrenando una Cuaresma que aún no termina de nacer pero que ya presiente cerca la muerte. Socorro primero, envuelto en equívocas ausencias, porque por mucho que dijesen que te fuiste, tus ojos nunca dejaron de llenar la fe de los que te buscaban.
Fue en el atardecer del pasado 19 de febrero, cuando las puertas de la Iglesia del Valle se abrían a La Palma para que la Stma. Virgen del Socorro fuera repuesta al culto. Elegante y clásica, se presentaba luciendo sus mejores galas y estrenando en su piel brillos que han vencido al tiempo y que han devuelto a la belleza de su rostro aquella luz con la que fue concebido por D. Sebastián Santos Rojas.
La labor del artista palmerino D. Antonio J. Bernabé Ávila, Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla y especializado en Conservación y Restauración, ha vuelto a demostrar su buen hacer en una restauración que ha sorprendido a todos los hermanos y devotos de la Virgen del Socorro por lo riguroso del trabajo, que ha restituido a la imagen el esplendor perdido por el pasar de los años sin alterar en absoluto ningún aspecto de la imponente Dolorosa. La restauración se ha centrado en la policromía de la talla, ya que presentaba un buen estado de conservación en cuanto a materiales y estructura. Las manos y el cuello eran los principales focos del deterioro polícromo, debido al roce de las alhajas y joyas varias con las que en tiempos pasados se solía exornar a la Stma. Virgen, aunque además se apreciaban una serie de desperfectos como acumulación de suciedad, daños por alfilerazos y lagunas o pérdidas en algunos puntos. El proceso de restauración ha pasado por las siguientes fases: limpieza, consolidación de estratos, fijación de pequeños levantamientos, restitución de la preparación, reintegración cromática y protección final. En poco más de un mes, D. Antonio Bernabé, ha culminado estos trabajos de forma extraordinaria, dejando a la vista su profesionalidad en estos temas conservacionistas, en los que es especialista.
La Virgen regresaba como recién salida del taller valverdeño de D. Sebastián Santos, ataviada con sumo gusto, guardando una línea clásica, propia de siglos pasados. A los pies de la nave central de la Iglesia del Valle se alzaba un sencillo altar en el que destacaba la Madre del Socorro sobre su peana de plata. Un dosel rojo, ante el cual se disponían varios ciriales y faroles, acogía a la Virgen que lucía manto azul bordado en oro del siglo XVII, saya bordada en aplicación de principios del siglo XX, toca de encajes filipina y corona de plata bañada en oro. Varios blandones con cera blanca flanqueaban a la Virgen, cerrando este armónico conjunto.
El R.P.D. Francisco J. Martín Sirgo dirigía, minutos después de la apertura del Templo, unas oraciones en acción de gracias por la Restauración de la Stma. Virgen del Socorro, tras las cuales tuvo lugar un momento hermoso de ofrenda floral por parte de varios devotos. Orquídeas, rosas, claveles, liliums, gladiolos... perfumaron las plantas de la Virgen, que recibió durante todo el fin de semana la visita de muchos palmerinos y las plegarias de todos los corazones que recurren a su Socorro.
La espera ha terminado, La Palma ya sueña y la Virgen vuelve a derramar Socorro en el Valle. La cuenta atrás ha comenzado...
Y la espera terminaba, adelantada a la costumbre, antes de que los naranjos fuesen salpicados por el blanco de los azahares, mucho antes de que la brisa trajera aroma a incienso, antes de que las sombras alargadas y puntiagudas de los penitentes ocuparan las calles, antes de que las cornetas llorasen marchas y el saetero rompiese su voz en los balcones, antes de que la cera se fundiese y de que el clavel ocupara su sitio preferencial... Mucho antes volvió su Socorro, estrenando una Cuaresma que aún no termina de nacer pero que ya presiente cerca la muerte. Socorro primero, envuelto en equívocas ausencias, porque por mucho que dijesen que te fuiste, tus ojos nunca dejaron de llenar la fe de los que te buscaban.
Fue en el atardecer del pasado 19 de febrero, cuando las puertas de la Iglesia del Valle se abrían a La Palma para que la Stma. Virgen del Socorro fuera repuesta al culto. Elegante y clásica, se presentaba luciendo sus mejores galas y estrenando en su piel brillos que han vencido al tiempo y que han devuelto a la belleza de su rostro aquella luz con la que fue concebido por D. Sebastián Santos Rojas.
La labor del artista palmerino D. Antonio J. Bernabé Ávila, Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla y especializado en Conservación y Restauración, ha vuelto a demostrar su buen hacer en una restauración que ha sorprendido a todos los hermanos y devotos de la Virgen del Socorro por lo riguroso del trabajo, que ha restituido a la imagen el esplendor perdido por el pasar de los años sin alterar en absoluto ningún aspecto de la imponente Dolorosa. La restauración se ha centrado en la policromía de la talla, ya que presentaba un buen estado de conservación en cuanto a materiales y estructura. Las manos y el cuello eran los principales focos del deterioro polícromo, debido al roce de las alhajas y joyas varias con las que en tiempos pasados se solía exornar a la Stma. Virgen, aunque además se apreciaban una serie de desperfectos como acumulación de suciedad, daños por alfilerazos y lagunas o pérdidas en algunos puntos. El proceso de restauración ha pasado por las siguientes fases: limpieza, consolidación de estratos, fijación de pequeños levantamientos, restitución de la preparación, reintegración cromática y protección final. En poco más de un mes, D. Antonio Bernabé, ha culminado estos trabajos de forma extraordinaria, dejando a la vista su profesionalidad en estos temas conservacionistas, en los que es especialista.
La Virgen regresaba como recién salida del taller valverdeño de D. Sebastián Santos, ataviada con sumo gusto, guardando una línea clásica, propia de siglos pasados. A los pies de la nave central de la Iglesia del Valle se alzaba un sencillo altar en el que destacaba la Madre del Socorro sobre su peana de plata. Un dosel rojo, ante el cual se disponían varios ciriales y faroles, acogía a la Virgen que lucía manto azul bordado en oro del siglo XVII, saya bordada en aplicación de principios del siglo XX, toca de encajes filipina y corona de plata bañada en oro. Varios blandones con cera blanca flanqueaban a la Virgen, cerrando este armónico conjunto.
El R.P.D. Francisco J. Martín Sirgo dirigía, minutos después de la apertura del Templo, unas oraciones en acción de gracias por la Restauración de la Stma. Virgen del Socorro, tras las cuales tuvo lugar un momento hermoso de ofrenda floral por parte de varios devotos. Orquídeas, rosas, claveles, liliums, gladiolos... perfumaron las plantas de la Virgen, que recibió durante todo el fin de semana la visita de muchos palmerinos y las plegarias de todos los corazones que recurren a su Socorro.
La espera ha terminado, La Palma ya sueña y la Virgen vuelve a derramar Socorro en el Valle. La cuenta atrás ha comenzado...