Y allí quedó el tiempo detenido, la luz tenue de la espera se entretenía caprichosa contemplando el pasar de aquellos minutos sin horas... Enigmas en tu hermosa sonrisa, la gloria entre tus manos y nuestra fe postrada ante tu altar.
Todo paso según quisiste, dejaste proyectada ante La Palma, la oscura sombra tras la que debemos caminar en esta eterna noche agosteña, que es la vida. Y es que no queremos dejar de seguir la senda que marca tu sombra, porque como cantan los campanilleros: "nuestra vida sin ti, es un Valle de amarga aflicción..."
Así llegamos aquí, a perdernos en tu sombra, a llenar de tu bendita dulzura todas las amarguras que oprimen nuestro ser, a dar gracias por lo vivido y a pedir por lo que se nos viene, a sentirnos hermanos ante tu serena imagen de Reina, Señora y Madre.
De este modo, la Hermandad de Ntra. Sra. del Valle volvió a celebrar el Triduo de Enero a nuestra Patrona, en acción de gracias por el año finalizado y en rogativas por el que comienza. Tintes extraordinarios en este primer culto del año de la Coronación, que años atrás se desarrolló bajo la ojival del Valle y que por primera vez en la historia se ha celebrado en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, contando además durante todos los días del Solemne Triduo con la brillante predicación del Rvmo. y Excmo. Sr. D. José Vilaplana Blasco, Obispo de Huelva.
La Virgen permanecía sobre el altar en el que fue entronizada el pasado 26 de diciembre cuando llegaba en Rosario a la Parroquia. Un altar hermoso, enmarcado por un delicado dosel de brocados dorados sobre fondo blanco, en el que la Virgen del Valle se presentaba radiante sobre su antiguo trono procesional, luciendo las mismas galas con las que había llegado al Templo en aquel día de la Sagrada Familia. Lo más llamativo del altar fue el exquisito exorno floral a base de rosas esperanza y paniculata, que se repartían elegantemente sobre las jarras de plata. Varios candeleros con cera blanca iluminaban a la Patrona, centro de todas las miradas y oraciones.
Centenares de palmerinos pasaron del 20 al 23 de enero por la Parroquial de San Juan Bautista para sentir de cerca el calor maternal de la Reina del Valle.
Tiempo envuelto en llamas por un amor inconmensurable que quema corazones y rebasa los límites de la luz, derramándose sobre La Palma una larga y esbelta sombra...
Todo paso según quisiste, dejaste proyectada ante La Palma, la oscura sombra tras la que debemos caminar en esta eterna noche agosteña, que es la vida. Y es que no queremos dejar de seguir la senda que marca tu sombra, porque como cantan los campanilleros: "nuestra vida sin ti, es un Valle de amarga aflicción..."
Así llegamos aquí, a perdernos en tu sombra, a llenar de tu bendita dulzura todas las amarguras que oprimen nuestro ser, a dar gracias por lo vivido y a pedir por lo que se nos viene, a sentirnos hermanos ante tu serena imagen de Reina, Señora y Madre.
De este modo, la Hermandad de Ntra. Sra. del Valle volvió a celebrar el Triduo de Enero a nuestra Patrona, en acción de gracias por el año finalizado y en rogativas por el que comienza. Tintes extraordinarios en este primer culto del año de la Coronación, que años atrás se desarrolló bajo la ojival del Valle y que por primera vez en la historia se ha celebrado en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, contando además durante todos los días del Solemne Triduo con la brillante predicación del Rvmo. y Excmo. Sr. D. José Vilaplana Blasco, Obispo de Huelva.
La Virgen permanecía sobre el altar en el que fue entronizada el pasado 26 de diciembre cuando llegaba en Rosario a la Parroquia. Un altar hermoso, enmarcado por un delicado dosel de brocados dorados sobre fondo blanco, en el que la Virgen del Valle se presentaba radiante sobre su antiguo trono procesional, luciendo las mismas galas con las que había llegado al Templo en aquel día de la Sagrada Familia. Lo más llamativo del altar fue el exquisito exorno floral a base de rosas esperanza y paniculata, que se repartían elegantemente sobre las jarras de plata. Varios candeleros con cera blanca iluminaban a la Patrona, centro de todas las miradas y oraciones.
Centenares de palmerinos pasaron del 20 al 23 de enero por la Parroquial de San Juan Bautista para sentir de cerca el calor maternal de la Reina del Valle.
Tiempo envuelto en llamas por un amor inconmensurable que quema corazones y rebasa los límites de la luz, derramándose sobre La Palma una larga y esbelta sombra...