"Dios te Salve María" cantan ángeles y querubes, el cielo roto en aguas te rinde su pleitesía, la tierra acoge a la luna que se postra a tus plantas y las flores ofrecen su perfume a la humilde belleza de la Sierva de Dios.
La Palma fue testigo de su Inmaculado Misterio, de ese halo resplandeciente que desprendían sus hermosos ojos, de esa gloria anunciada y aceptada, del amor que se derrama y rebosa los corazones de los hijos salesianos por su Madre.
Un año más la Archicofradía de María Auxiliadora celebraba la Festividad de la Inmaculada con cultos y honras a su Virgen, en la Iglesia del Salvador.
El día 5 de diciembre se iniciaban estos cultos con el Domingo Eucarístico y la Exposición del Santísimo Sacramento durante toda la tarde, reuniendo en turnos de vela a los Grupos Jóvenes de la localidad, que a la par disfrutaron de un Almuerzo de Confraternidad y una Conferencia Formativa de la Asociación Palmerina Contra el Cáncer "La Vida".
En las vísperas de la Purísima el cielo se abrió para que la Virgen Auxiliadora dejase su trono y volviese a pisar suelo palmerino. Un imponente altar acogía a la Inmaculada Virgen Salesiana, que se mostraba bellísima luciendo sus atributos de plata. Del camarín, en el que se ubicaba un esbelto trono enmarcado bajo dosel, partían unas elegantes escalinatas a cuyos pies se presentaba la Stma. Virgen sobre nube de querubines. Ángeles portando flores, guirnaldas y faroles recorrían el altar, en el que se dejaban ver las reliquias de los Santos Salesianos. Numerosos candeleros con cera blanca y un abundante y delicado exorno floral, a base de liliums y margaritas en tono rosa, remataban este monumental conjunto.
La Vigilia de la Inmaculada se celebraba de nuevo con la representación de todos los Jóvenes de nuestras Hermandades, siendo el día grande el 8 de diciembre cuando se celebraba la Función Principal y el posterior Besamanos a la Stma. Virgen.
Multitud de fieles y devotos llenaban un año más los cultos de diciembre de María Auxiliadora, que de una forma especial logra reunir en torno a la Virgen Inmaculada a los jóvenes de La Palma, haciendo gala del verdadero espíritu salesiano forjado en el amor a la juventud y a la Madre de Dios, Santa María Auxiliadora.
La Palma fue testigo de su Inmaculado Misterio, de ese halo resplandeciente que desprendían sus hermosos ojos, de esa gloria anunciada y aceptada, del amor que se derrama y rebosa los corazones de los hijos salesianos por su Madre.
Un año más la Archicofradía de María Auxiliadora celebraba la Festividad de la Inmaculada con cultos y honras a su Virgen, en la Iglesia del Salvador.
El día 5 de diciembre se iniciaban estos cultos con el Domingo Eucarístico y la Exposición del Santísimo Sacramento durante toda la tarde, reuniendo en turnos de vela a los Grupos Jóvenes de la localidad, que a la par disfrutaron de un Almuerzo de Confraternidad y una Conferencia Formativa de la Asociación Palmerina Contra el Cáncer "La Vida".
En las vísperas de la Purísima el cielo se abrió para que la Virgen Auxiliadora dejase su trono y volviese a pisar suelo palmerino. Un imponente altar acogía a la Inmaculada Virgen Salesiana, que se mostraba bellísima luciendo sus atributos de plata. Del camarín, en el que se ubicaba un esbelto trono enmarcado bajo dosel, partían unas elegantes escalinatas a cuyos pies se presentaba la Stma. Virgen sobre nube de querubines. Ángeles portando flores, guirnaldas y faroles recorrían el altar, en el que se dejaban ver las reliquias de los Santos Salesianos. Numerosos candeleros con cera blanca y un abundante y delicado exorno floral, a base de liliums y margaritas en tono rosa, remataban este monumental conjunto.
La Vigilia de la Inmaculada se celebraba de nuevo con la representación de todos los Jóvenes de nuestras Hermandades, siendo el día grande el 8 de diciembre cuando se celebraba la Función Principal y el posterior Besamanos a la Stma. Virgen.
Multitud de fieles y devotos llenaban un año más los cultos de diciembre de María Auxiliadora, que de una forma especial logra reunir en torno a la Virgen Inmaculada a los jóvenes de La Palma, haciendo gala del verdadero espíritu salesiano forjado en el amor a la juventud y a la Madre de Dios, Santa María Auxiliadora.