Será tan solo en unos días, y no por unos instantes.
La hornacina del torreón quedará huérfana de virginidad y belleza. La hermosa Paloma del Valle volará hacia horizontes cercanos, a espacios rituales donde celebrar los solemnes cultos de su Coronación.
La hornacina quedará vacía, desprovista de la presencia de esta Virgen centinela, que cautiva el alma y nubla los sentidos de propios y extraños.
Antes de despedir el año la tendremos reinando sobre su pueblo en la Parroquia de la villa. Su porte, elegancia y clasicismo se derramarán sobre perspectivas barrocas, atrás quedarán los jueves de rosarios vespertinos o las mañanas dominicales llena de idas y venidas de fieles.
La ocasión lo merece, la hornacina vacua por una corona, que te proclame como Reina de los palmerinos. Pero no tardes, los sentimentales te esperamos en tu mudéjar ermita.
Tras la ojiva te esperamos, reviviendo escenas de otros tiempos, adorando un altar de ausencias en el que reina el cuadro de Don Eduardo Gassin.
Alfonso J. Madrid
Foto: Manuel V.