Las Hermandades de La Palma salieron a rezar el Santo Rosario con sus Simpecados, después de que las lluvias impidieran la salida procesional en el día de la Inmaculada Concepción.
Era la tarde del domingo 12 de diciembre y el cielo se presentaba nuboso, mientras que La Palma se preparaba para honrar a la Stma. Virgen con hermosas oraciones. Los Simpecados, que desde el 8 de diciembre permanecían en el Altar Mayor Parroquial, comenzaban a ocupar sus puestos en el cortejo. Hermanos de todas las Hermandades y Cofradías llevaban con devoción a las distintas advocaciones marianas de La Palma en un Rosario marcado por el fervor popular y el recogimiento.
El cortejo lo abría la Cruz Parroquial a la cual seguía la Hermandad del Stmo. Cristo del Perdón con su Simpecado de Ntra. Sra. de Guía, el Simpecado de Ntra. Sra. del Carmen de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Cautivo que se estrenaba en esta salida, la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno con el hermoso Simpecado de la Inmaculada Concepción y cerrando la parte penitencial se situaba la Hermandad Servita del Santo Entierro portando su singular estandarte del Mater Dolorosa. El Simpecado de Ntra. Sra. del Valle de la Hermandad de la Santa Cruz de la Calle Sevilla iniciaba el caminar de las Hermandades de Gloria, siguiéndolo el imponente Simpecado de Ntra. Sra. del Rosario de la Hermandad de la Santa Cruz de la Calle Cabo, el de la Archicofradía de María Auxiliadora con la imagen de su Titular, el majestuoso Simpecado de la Filial palmerina de Ntra. Sra. del Rocío, la Hermandad Sacramental con su Guión Eucarístico y cerrando la comitiva la anfitriona Hermandad de Ntra. Sra. del Valle con su Simpecado de Ntra. Sra. de la Rosa de Jericó.
No hubo estridencias, fue un acto sencillo y conmovedor, que ya pasa a la historia por ser una de las pocas ocasiones en las que todos los Simpecados han desfilado conjuntamente unidos por un motivo, en esta ocasión por la Coronación Canónica de nuestra Patrona. Contrastes y resplandores de una tarde pintada sobre lienzos orleados por ricos bordados, en el que el amor a Santa María Virgen brilló sobre la nubosidad que cubría el cielo de La Palma.
Un detalle significativo era el que se podía ver en el Simpecado de la Rosa de Jericó, que aparecía exornado con flores de plata y talco y dos lazos conmemorativos: uno en celeste inmaculista y el otro con los colores de la bandera nacional, en alusión a la efeméride del 250 aniversario del Patronazgo de María Inmaculada sobre España.
La llegada al Valle se hizo emotiva, las Hermandades esperaron en la nave central del templo al Simpecado de la Rosa de Jericó, para finalizar juntas las últimas letanías del Santo Rosario a las plantas de la Stma. Virgen del Valle. Al término, todos los Simpecados fueron presentándose ante nuestra Patrona y seguidamente abandonaron la mudéjar iglesia para regresar a sus sedes.
Las Hermandades de La Palma volvieron a pasar las cuentas del Rosario entre avemarías ofrecidas a la Virgen del Valle, preparando con la unión de sus oraciones la corona de fe que reposará sobre sus benditas e inmaculadas sienes.
No hubo estridencias, fue un acto sencillo y conmovedor, que ya pasa a la historia por ser una de las pocas ocasiones en las que todos los Simpecados han desfilado conjuntamente unidos por un motivo, en esta ocasión por la Coronación Canónica de nuestra Patrona. Contrastes y resplandores de una tarde pintada sobre lienzos orleados por ricos bordados, en el que el amor a Santa María Virgen brilló sobre la nubosidad que cubría el cielo de La Palma.
Un detalle significativo era el que se podía ver en el Simpecado de la Rosa de Jericó, que aparecía exornado con flores de plata y talco y dos lazos conmemorativos: uno en celeste inmaculista y el otro con los colores de la bandera nacional, en alusión a la efeméride del 250 aniversario del Patronazgo de María Inmaculada sobre España.
La llegada al Valle se hizo emotiva, las Hermandades esperaron en la nave central del templo al Simpecado de la Rosa de Jericó, para finalizar juntas las últimas letanías del Santo Rosario a las plantas de la Stma. Virgen del Valle. Al término, todos los Simpecados fueron presentándose ante nuestra Patrona y seguidamente abandonaron la mudéjar iglesia para regresar a sus sedes.
Las Hermandades de La Palma volvieron a pasar las cuentas del Rosario entre avemarías ofrecidas a la Virgen del Valle, preparando con la unión de sus oraciones la corona de fe que reposará sobre sus benditas e inmaculadas sienes.