Sueño de plata, despertar de oro.
La Palma buscó a Jesús Nazareno entre las sombras de la Madrugá.
La Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno volvía a poner su Cruz de Guía en la calle a las 05:00 horas del Viernes Santo cumpliendo con la tradición. La noche presentaba una temperatura agradable y en el ámbiente se palpaba el recogimiento y la sobriedad con la que La Palma recibe cada año a su Nazareno, que lentamente y tras un mar de capirotes morados, emergía de entre los fríos muros del mudejar Templo del Valle. Los sones de la Agrupación Musical "Ntro. Padre Jesús Nazareno" de La Palma interpretando la marcha "A mi Padre Jesús de Nazaret" dedicada al Señor por su director D. Juan José López, llevaron al Nazareno a perderse entre las tinieblas del corazón de la ciudad. La Banda palmerina estrenaba tras el Señor su nuevo uniforme de gala, notándose una positiva evolución en la calidad musical de la Agrupación, que demostró de un modo extraordinario su buen hacer, fruto del esfuerzo y trabajo de muchas horas de ensayos. Estrenaba la Agrupación también, el remate de orfebrería de su Banderín, el cual muestra la torre de la localidad atravesada por la Cruz del Nazareno.
Tras esto, el resplandor de la candelería anunciaba la llegada de María Stma. del Socorro. El palio de plata cruzaba con dificultad la estrecha puerta de la Iglesia del Valle a los sones de "La Madrugá" llegando a La Palma el rostro dulce y maternal de la Virgen del Socorro, que se presentaba por segundo año consecutivo acompañada de San Juan Evangelista, en una estampa recuperada y rescatada del pasado.
De nuevo el silencio, la saeta y el toque de corneta hicieron estremecer a La Palma cuando en la misma esquina de cada año Jesús cruzó su mirada con la de su Bendita Madre del Socorro. Una gran cantidad de palmerinos esperaron desde minutos antes para presenciar el emotivo momento de "El Encuentro".
Ntro. Padre Jesús Nazareno lucía su túnica bordada de tisú de oro diseñada por D. Santiago Martínez en 1956, corona de espinas sobre sus sienes y potencias bañadas en oro sobre su cabeza. El paso del Señor estrenaba en este año el dorado de los faroles y candelabros de guardabrisas, trabajo que ha sido realizado por el prestigioso artista sevillano D. Manuel Verdugo. El exorno floral del paso ofrecía la estética más clásica del conjunto, con su tradicional monte de lirios morados en el que la bella talla del Nazareno parece caminar hacia el Golgota bajo el peso de la cruz y ayudado por Simón de Cirene.
María Stma. del Socorro se presentaba bellísima bajo la plata de su peculiar palio, vistiendo de forma clásica, portando manto azul bordado en oro del siglo XVII, saya bordada en tisú de plata del siglo XIX, corona imperial de plata bañada en oro y antiguo tocado a base de finos tejidos y encajes, sobre el cual se desplegaban varias piezas riquísimas de joyería. Acompañando a la Stma. Virgen iba San Juan Evangelista, que lucía túnica verde y mantolín rojo ambos bordados, portando sobre su cabeza nimbo de orfebrería bañado en oro. El paso de palio presentaba este año la primera fase de la remodelación que sobre él se está llevando a cabo, la cual ha consistido en la ejecución de una nueva parihuela, realizada en los talleres de los hermanos Caballero-Farfán y donada por la cuadrilla de costaleros. Esta nueva parihuela cuenta con unos centímetros más de largo, por lo que en este año los repiraderos del palio se mostraban con partes en madera a la espera de la segunda fase de este proceso. También se estrenaban los faldones del paso, realizados en brocado de oro sobre fondo azul. El palio lucía un exorno floral bello, sencillo y clásico, a base de piñas cónicas de claveles rosa, color que creaba un bello contraste con el blanco resplandeciente de la plata.
El amanecer llenaba de luz la ciudad, en una mañana radiante de primavera. La Cofradía discurrió con normalidad cumpliendo con todo su itinerario, viviéndose momentos especiales en las calles por las que el año pasado, por las inclemencias meteorológicas, el cortejo no pudo discurrir; esperando sus vecinos con inquietud y especial emoción el pasar de Jesús Nazareno.
A la hora fijada los nazarenos morados regresaban a la Iglesia del Valle, mientras Padre Jesús avanzaba lentamente arropado por el fervor de las plegarias de su pueblo, que de un modo especial rinde pleitesía al Señor. Durante todo el recorrido el Nazareno del Valle fue arropado por una multitud de devotos que quisieron acompañarle en su particular Via-Crucis o Camino de Cruz.
Tras Él, en su refulgente cofre de plata se cobijaba la dulzura maternal de la Stma. Virgen del Socorro, que a su vuelta por la calle Real era esperada por muchos devotos. Andar elegante el de la cuadrilla de costaleros del Socorro, que a los sones de la Banda Municipal de Música de Carrión de los Céspedes (Sevilla), llevó a la Reina de la Madrugá hasta las puertas del Valle recogiendo aplausos, oraciones y el arropamiento popular de La Palma.
Con las notas macarenas la Stma. Virgen se despedía de la ciudad bajo los rayos del sol, que quisieron reflejarse en su rostro nacarado; poniéndose así punto y final a una Madrugá de sueños cumplidos.
Pueden dejar sus comentarios sobre la Semana Santa 2010 en nuestra sección "La Pregunta".
La Palma buscó a Jesús Nazareno entre las sombras de la Madrugá.
La Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno volvía a poner su Cruz de Guía en la calle a las 05:00 horas del Viernes Santo cumpliendo con la tradición. La noche presentaba una temperatura agradable y en el ámbiente se palpaba el recogimiento y la sobriedad con la que La Palma recibe cada año a su Nazareno, que lentamente y tras un mar de capirotes morados, emergía de entre los fríos muros del mudejar Templo del Valle. Los sones de la Agrupación Musical "Ntro. Padre Jesús Nazareno" de La Palma interpretando la marcha "A mi Padre Jesús de Nazaret" dedicada al Señor por su director D. Juan José López, llevaron al Nazareno a perderse entre las tinieblas del corazón de la ciudad. La Banda palmerina estrenaba tras el Señor su nuevo uniforme de gala, notándose una positiva evolución en la calidad musical de la Agrupación, que demostró de un modo extraordinario su buen hacer, fruto del esfuerzo y trabajo de muchas horas de ensayos. Estrenaba la Agrupación también, el remate de orfebrería de su Banderín, el cual muestra la torre de la localidad atravesada por la Cruz del Nazareno.
Tras esto, el resplandor de la candelería anunciaba la llegada de María Stma. del Socorro. El palio de plata cruzaba con dificultad la estrecha puerta de la Iglesia del Valle a los sones de "La Madrugá" llegando a La Palma el rostro dulce y maternal de la Virgen del Socorro, que se presentaba por segundo año consecutivo acompañada de San Juan Evangelista, en una estampa recuperada y rescatada del pasado.
De nuevo el silencio, la saeta y el toque de corneta hicieron estremecer a La Palma cuando en la misma esquina de cada año Jesús cruzó su mirada con la de su Bendita Madre del Socorro. Una gran cantidad de palmerinos esperaron desde minutos antes para presenciar el emotivo momento de "El Encuentro".
Ntro. Padre Jesús Nazareno lucía su túnica bordada de tisú de oro diseñada por D. Santiago Martínez en 1956, corona de espinas sobre sus sienes y potencias bañadas en oro sobre su cabeza. El paso del Señor estrenaba en este año el dorado de los faroles y candelabros de guardabrisas, trabajo que ha sido realizado por el prestigioso artista sevillano D. Manuel Verdugo. El exorno floral del paso ofrecía la estética más clásica del conjunto, con su tradicional monte de lirios morados en el que la bella talla del Nazareno parece caminar hacia el Golgota bajo el peso de la cruz y ayudado por Simón de Cirene.
María Stma. del Socorro se presentaba bellísima bajo la plata de su peculiar palio, vistiendo de forma clásica, portando manto azul bordado en oro del siglo XVII, saya bordada en tisú de plata del siglo XIX, corona imperial de plata bañada en oro y antiguo tocado a base de finos tejidos y encajes, sobre el cual se desplegaban varias piezas riquísimas de joyería. Acompañando a la Stma. Virgen iba San Juan Evangelista, que lucía túnica verde y mantolín rojo ambos bordados, portando sobre su cabeza nimbo de orfebrería bañado en oro. El paso de palio presentaba este año la primera fase de la remodelación que sobre él se está llevando a cabo, la cual ha consistido en la ejecución de una nueva parihuela, realizada en los talleres de los hermanos Caballero-Farfán y donada por la cuadrilla de costaleros. Esta nueva parihuela cuenta con unos centímetros más de largo, por lo que en este año los repiraderos del palio se mostraban con partes en madera a la espera de la segunda fase de este proceso. También se estrenaban los faldones del paso, realizados en brocado de oro sobre fondo azul. El palio lucía un exorno floral bello, sencillo y clásico, a base de piñas cónicas de claveles rosa, color que creaba un bello contraste con el blanco resplandeciente de la plata.
El amanecer llenaba de luz la ciudad, en una mañana radiante de primavera. La Cofradía discurrió con normalidad cumpliendo con todo su itinerario, viviéndose momentos especiales en las calles por las que el año pasado, por las inclemencias meteorológicas, el cortejo no pudo discurrir; esperando sus vecinos con inquietud y especial emoción el pasar de Jesús Nazareno.
A la hora fijada los nazarenos morados regresaban a la Iglesia del Valle, mientras Padre Jesús avanzaba lentamente arropado por el fervor de las plegarias de su pueblo, que de un modo especial rinde pleitesía al Señor. Durante todo el recorrido el Nazareno del Valle fue arropado por una multitud de devotos que quisieron acompañarle en su particular Via-Crucis o Camino de Cruz.
Tras Él, en su refulgente cofre de plata se cobijaba la dulzura maternal de la Stma. Virgen del Socorro, que a su vuelta por la calle Real era esperada por muchos devotos. Andar elegante el de la cuadrilla de costaleros del Socorro, que a los sones de la Banda Municipal de Música de Carrión de los Céspedes (Sevilla), llevó a la Reina de la Madrugá hasta las puertas del Valle recogiendo aplausos, oraciones y el arropamiento popular de La Palma.
Con las notas macarenas la Stma. Virgen se despedía de la ciudad bajo los rayos del sol, que quisieron reflejarse en su rostro nacarado; poniéndose así punto y final a una Madrugá de sueños cumplidos.
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