Tarde de azules y rojos.
Un nuevo Martes Santo se escribió en la historia de la joven Hermandad de Ntro. Padre Jesús Cautivo.
A las 20:00 horas las puertas de la Parroquial de San Juan Bautista se abrieron para que la Cruz de Guía volviera a salir a La Palma en una tarde primaveral en la que el cielo se presentaba cubierto por dispersas nubes. Con un andar decidido y a los sones de la marcha Real, Ntro. Padre Jesús Cautivo salía a su pueblo. La Agrupación Musical "Cristo Rey de los Judíos" de Bollullos del Condado acompañaba al Señor Cautivo durante su lento caminar por las calles palmerinas.
Nazarenos de túnicas azules y antifaces rojos iban tomando el centro de la ciudad, conformando un Cortejo que en este año se ha visto compuesto por un mayor número de hermanos, dando muestra de la consolidación que esta Hermandad está tomando en La Palma.
Tiempo después, los ciriales asomaban por el porche de la Iglesia y tras ellos el palio de Ntra. Madre y Sra. de las Lágrimas acompañada de San Juan Evangelista. Los sones de la Banda Municipal de Música de Bollullos del Condado ponían notas al andar cadencioso de la Virgen de las Lágrimas en su Sacra Conversación.
Jesús Cautivo lucía en la Estación de Penitencia su túnica de terciopelo azul noche, escapulario trinitario bordado, corona de espinas sobre sus sienes y potencias bañadas en oro en su cabeza. Muy llamativo resultó el abundante exorno floral que presentaban las andas procesionales del Señor, ya que las flores se desplegaban por toda la canastilla del paso llegando hasta la parte alta, donde se elevaba el monte de corcho sobre el que se situaba el Cautivo. Las flores en tonos rojos, azules y morados eran claveles, rosas, iris, antirriniums,... que se mezclaban con varias plantas silvestres que otorgaban gran naturalidad al conjunto.
Ntra. Madre y Sra. de las Lágrimas portaba saya azul bordada en aplicación, manto de salida de terciopelo azul caridad y corona bañada en oro, así como un bello tocado de encajes que en su pecho se cubría por varias piezas de joyería, que daban a la Stma. Virgen una estética característica de tiempos pasados. San Juan Evangelista vestía con túnica verde y mantolín rojo, llevando un escueto pecherín de antiguos encajes y portando sobre su cabeza nimbo dorado. Resultaba bastante curiosa la posición del Discípulo Amado, que en su actitud de consolar el llanto de la Madre pasaba por su espalda una de sus manos, dando una mayor conjunción y armonía a la escena representada. Llevaba la Stma. Virgen a sus pies media luna de plata, siendo este elemento típico de épocas antiguas y que de forma acertada ha recuperado la Hermandad en este palio del Martes Santo. El exorno floral del palio estaba conformado por piñas cónicas en tonos anaranjados a base de tulipanes, rosas, camelias, orquideas, jazmines,...; el cual resultaba innovador y de una gran belleza.
La noche introducía a la Cofradía por las calles estrechas del centro, que se llenaban de público para ver pasar el Cortejo, que volvía a estrenar este año insignias como es el caso del nuevo Libro de Reglas o varas de orfebrería para las Banderas.
Gran cantidad de fieles y devotos acompañaron durante todo el recorrido a Jesús Cautivo, al que cantaron varias desgarradoras saetas, destacando la interpretada por el cantaor Guillermo Cano. La Virgen de las Lágrimas iba derrochando gracia con la elegante forma de andar de su cuadrilla de costaleros, viviéndose emocionantes momentos a su paso por la calle Virgen del Valle.
Puntual regresaba la Cofradía a la Parroquia, despidiéndose La Palma de su Cristo de las manos atadas, que bajo el plateado brillo de la luna llena se perdía de nuevo en los fríos muros del Templo, donde paciente esperará el reencuentro con sus devotos. Tras sus pasos, el palio rojo de las Lágrimas se enfrentaba a la rampa que salva el porche de la Iglesia, dejando a La Palma en silencio mientras la conversación de Madre y Discípulo ponían fin al Martes Santo.
Pueden dejar sus comentarios sobre la Semana Santa 2010 en nuestra sección "La Pregunta".
Un nuevo Martes Santo se escribió en la historia de la joven Hermandad de Ntro. Padre Jesús Cautivo.
A las 20:00 horas las puertas de la Parroquial de San Juan Bautista se abrieron para que la Cruz de Guía volviera a salir a La Palma en una tarde primaveral en la que el cielo se presentaba cubierto por dispersas nubes. Con un andar decidido y a los sones de la marcha Real, Ntro. Padre Jesús Cautivo salía a su pueblo. La Agrupación Musical "Cristo Rey de los Judíos" de Bollullos del Condado acompañaba al Señor Cautivo durante su lento caminar por las calles palmerinas.
Nazarenos de túnicas azules y antifaces rojos iban tomando el centro de la ciudad, conformando un Cortejo que en este año se ha visto compuesto por un mayor número de hermanos, dando muestra de la consolidación que esta Hermandad está tomando en La Palma.
Tiempo después, los ciriales asomaban por el porche de la Iglesia y tras ellos el palio de Ntra. Madre y Sra. de las Lágrimas acompañada de San Juan Evangelista. Los sones de la Banda Municipal de Música de Bollullos del Condado ponían notas al andar cadencioso de la Virgen de las Lágrimas en su Sacra Conversación.
Jesús Cautivo lucía en la Estación de Penitencia su túnica de terciopelo azul noche, escapulario trinitario bordado, corona de espinas sobre sus sienes y potencias bañadas en oro en su cabeza. Muy llamativo resultó el abundante exorno floral que presentaban las andas procesionales del Señor, ya que las flores se desplegaban por toda la canastilla del paso llegando hasta la parte alta, donde se elevaba el monte de corcho sobre el que se situaba el Cautivo. Las flores en tonos rojos, azules y morados eran claveles, rosas, iris, antirriniums,... que se mezclaban con varias plantas silvestres que otorgaban gran naturalidad al conjunto.
Ntra. Madre y Sra. de las Lágrimas portaba saya azul bordada en aplicación, manto de salida de terciopelo azul caridad y corona bañada en oro, así como un bello tocado de encajes que en su pecho se cubría por varias piezas de joyería, que daban a la Stma. Virgen una estética característica de tiempos pasados. San Juan Evangelista vestía con túnica verde y mantolín rojo, llevando un escueto pecherín de antiguos encajes y portando sobre su cabeza nimbo dorado. Resultaba bastante curiosa la posición del Discípulo Amado, que en su actitud de consolar el llanto de la Madre pasaba por su espalda una de sus manos, dando una mayor conjunción y armonía a la escena representada. Llevaba la Stma. Virgen a sus pies media luna de plata, siendo este elemento típico de épocas antiguas y que de forma acertada ha recuperado la Hermandad en este palio del Martes Santo. El exorno floral del palio estaba conformado por piñas cónicas en tonos anaranjados a base de tulipanes, rosas, camelias, orquideas, jazmines,...; el cual resultaba innovador y de una gran belleza.
La noche introducía a la Cofradía por las calles estrechas del centro, que se llenaban de público para ver pasar el Cortejo, que volvía a estrenar este año insignias como es el caso del nuevo Libro de Reglas o varas de orfebrería para las Banderas.
Gran cantidad de fieles y devotos acompañaron durante todo el recorrido a Jesús Cautivo, al que cantaron varias desgarradoras saetas, destacando la interpretada por el cantaor Guillermo Cano. La Virgen de las Lágrimas iba derrochando gracia con la elegante forma de andar de su cuadrilla de costaleros, viviéndose emocionantes momentos a su paso por la calle Virgen del Valle.
Puntual regresaba la Cofradía a la Parroquia, despidiéndose La Palma de su Cristo de las manos atadas, que bajo el plateado brillo de la luna llena se perdía de nuevo en los fríos muros del Templo, donde paciente esperará el reencuentro con sus devotos. Tras sus pasos, el palio rojo de las Lágrimas se enfrentaba a la rampa que salva el porche de la Iglesia, dejando a La Palma en silencio mientras la conversación de Madre y Discípulo ponían fin al Martes Santo.
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Fotos: J.D. González y Manuel V.
