La Amargura que enamora. La Palma se rindió ante la dulzura de la Virgen de la Amargura.
El pasado domingo 14 de marzo la Ermita de San Sebastián se convertía en el corazon devocional de nuestra localidad, ya que durante toda la jornada la Stma. Virgen de la Amargura estuvo expuesta en Besamanos.
Centenares de fieles quisieron depositar sus promesas en forma de beso en las manos de la Virgen del Domingo de Ramos.
A los pies del elegante altar de cultos, que se levantaba en el ábside de la Ermita, se encontraba Ntra. Sra. de la Amargura extendiendo sus manos al pueblo. Para la ocasión la Virgen se presentaba con la misma vestimenta que había lucido durante los días anteriores del Solemne Quinario. En su pecherín brillaban varias joyas, entre las que destacaban el corazón traspasado donado por la Hermandad del Santo Entierro o la medalla de Jesús Nazareno regalada por la Hermandad de Ntro. Padre Jesús. Flanqueando a la Amargura, se situaban dos bellas y elegantes jarras de flores, hechas a base de delfiniun, liciantus y flor de cera en tonalidades blancas y malvas. Presidiendo todo el conjunto se elevaba el Stmo. Cristo del Perdón, que desde la cruz otorgaba su bendición a todos los palmerinos que quisieron acercarse a rendir honores a su Madre.
Al atardecer de la misma jornada, la Hermandad celebró la Solemne Función Principal de Instituto, en cuyo Ofertorio los hermanos manifestaron públicamente su Fe.
La Palma se pierde en la mirada de su Virgen Guapa, buscando en sus lágrimas el Perdón de un Cristo, que nunca termina de morirse.
El pasado domingo 14 de marzo la Ermita de San Sebastián se convertía en el corazon devocional de nuestra localidad, ya que durante toda la jornada la Stma. Virgen de la Amargura estuvo expuesta en Besamanos.
Centenares de fieles quisieron depositar sus promesas en forma de beso en las manos de la Virgen del Domingo de Ramos.
A los pies del elegante altar de cultos, que se levantaba en el ábside de la Ermita, se encontraba Ntra. Sra. de la Amargura extendiendo sus manos al pueblo. Para la ocasión la Virgen se presentaba con la misma vestimenta que había lucido durante los días anteriores del Solemne Quinario. En su pecherín brillaban varias joyas, entre las que destacaban el corazón traspasado donado por la Hermandad del Santo Entierro o la medalla de Jesús Nazareno regalada por la Hermandad de Ntro. Padre Jesús. Flanqueando a la Amargura, se situaban dos bellas y elegantes jarras de flores, hechas a base de delfiniun, liciantus y flor de cera en tonalidades blancas y malvas. Presidiendo todo el conjunto se elevaba el Stmo. Cristo del Perdón, que desde la cruz otorgaba su bendición a todos los palmerinos que quisieron acercarse a rendir honores a su Madre.
Al atardecer de la misma jornada, la Hermandad celebró la Solemne Función Principal de Instituto, en cuyo Ofertorio los hermanos manifestaron públicamente su Fe.
La Palma se pierde en la mirada de su Virgen Guapa, buscando en sus lágrimas el Perdón de un Cristo, que nunca termina de morirse.
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