Estampa tradicional de noviembre es, sin duda, la de la mirada desconsolada de la Virgen de la Soledad. En sus ojos se recojen millones de oraciones de almas rotas que han buscado en el rostro de la antigua Virgen del Cementerio, el consuelo por la pérdida de un ser querido.
Así, en estos días la Soledad se ha entronizado en el Altar Mayor de la Ermita de San Sebastián, a los pies de su Hijo, para presidir la Solemne Novena que su Hermandad del Stmo. Cristo del Perdón dedica a las Ánimas Benditas del Purgatorio. Flores rojas, a base de margaritas y anthuriums, y una poblada candelería exornaban el dulce conjunto del Stabat Mater. La Virgen de la Soledad lucía bellísima portando diadema de plata, en el pecho un repujado puñal y en sus manos: un sencillo rosario de azabache y un fino pañuelo de encajes.
La mirada de la antigua Virgen del Domingo de Ramos ha sido y es para muchos el reflejo de aquellos que ya gozan de la vida eterna y que habitan en el cielo al que miran los ojos de la Soledad.
Os dejamos unas fotografías.
La mirada de la antigua Virgen del Domingo de Ramos ha sido y es para muchos el reflejo de aquellos que ya gozan de la vida eterna y que habitan en el cielo al que miran los ojos de la Soledad.
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Fotos: Manuel V.
