Epifanía
Reyes que venís en pos
de un mensaje sideral;
Reyes que encontráis a Dios
en un mismo portal.
Magos a quienes la estrella
anunció el dulce portento,
y que vinisteis tras ella
por rutas de firmamento.
Inefables Peregrinos
que, en jornadas luminosas,
dejáis los hondos caminos
por las altas nebulosas:
Haced alto en vuestra marcha
bajo la noche serena,
- noche de estrellas de escarcha
y nieve de luna llena-.
Dad descanso a vuestros bravos
potros y a vuestros camellos,
y que los negros esclavos
cuiden de ellos.
Dejad las radiantes huellas
que seguís desde el Oriente…
¡Ya no fulgen las estrellas
ante el Sol resplandeciente!...
Sol-Dios, -hecho tierno Infante,
por amor-, enciende el día
en esta clara y brillante
noche de su Epifanía…
Dadle el oro. ¿Qué es el oro
ante el Misterio Sublime?
¡No hay oro como el tesoro
de su Sangre que redime!
Dadle la mirra, perfume
oriental y embriagador:
¿Qué perfume se consume,
con su Amor, en amor?
¡Prodigio de amor inmenso!
¡Dios en hombre transformado!...
¡Quemad, ante Él, el incienso
a Dios sólo reservado!
…Y, luego, Reyes, marchad;
montad vuestros bravos potros…
¡Dios nos abre su Bondad
en vosotros!
Que si, en infinito Amor.
Él, Reyes, os manifiesta,
esta noche de esplendor,
¡a todos, el Buen Pastor
nos acoge en su Floresta!
Foto: Manuel V.
de un mensaje sideral;
Reyes que encontráis a Dios
en un mismo portal.
Magos a quienes la estrella
anunció el dulce portento,
y que vinisteis tras ella
por rutas de firmamento.
Inefables Peregrinos
que, en jornadas luminosas,
dejáis los hondos caminos
por las altas nebulosas:
Haced alto en vuestra marcha
bajo la noche serena,
- noche de estrellas de escarcha
y nieve de luna llena-.
Dad descanso a vuestros bravos
potros y a vuestros camellos,
y que los negros esclavos
cuiden de ellos.
Dejad las radiantes huellas
que seguís desde el Oriente…
¡Ya no fulgen las estrellas
ante el Sol resplandeciente!...
Sol-Dios, -hecho tierno Infante,
por amor-, enciende el día
en esta clara y brillante
noche de su Epifanía…
Dadle el oro. ¿Qué es el oro
ante el Misterio Sublime?
¡No hay oro como el tesoro
de su Sangre que redime!
Dadle la mirra, perfume
oriental y embriagador:
¿Qué perfume se consume,
con su Amor, en amor?
¡Prodigio de amor inmenso!
¡Dios en hombre transformado!...
¡Quemad, ante Él, el incienso
a Dios sólo reservado!
…Y, luego, Reyes, marchad;
montad vuestros bravos potros…
¡Dios nos abre su Bondad
en vosotros!
Que si, en infinito Amor.
Él, Reyes, os manifiesta,
esta noche de esplendor,
¡a todos, el Buen Pastor
nos acoge en su Floresta!
Pedro Alonso-Morgado.
Foto: Manuel V.