¿Nieve o jazmín? ¿Luz, nardo o azucena?
¿Flor que perfuma o halo que ilumina?
¡Dulce reflejo de la luz divina!
¡Inefable claror de luna llena!
Luminosa, levísima y serena,
vienes a nos, radiante Peregrina,
como beso que es rosa en cada espina,
como brisa que es beso en cada pena.
Vienes a nos, Señora, porque viste,
sobre el abismo, roto nuestro vuelo,
y sin estrella nuestra noche triste…
¡Por escala de luz, dejaste el cielo,
y Tú misma, hecha estrella te encendiste
en la noche sin fin de nuestro anhelo!
Foto: Manuel V.
¿Flor que perfuma o halo que ilumina?
¡Dulce reflejo de la luz divina!
¡Inefable claror de luna llena!
Luminosa, levísima y serena,
vienes a nos, radiante Peregrina,
como beso que es rosa en cada espina,
como brisa que es beso en cada pena.
Vienes a nos, Señora, porque viste,
sobre el abismo, roto nuestro vuelo,
y sin estrella nuestra noche triste…
¡Por escala de luz, dejaste el cielo,
y Tú misma, hecha estrella te encendiste
en la noche sin fin de nuestro anhelo!
Pedro Alonso-Morgado.
Foto: Manuel V.