El silencio del Valle se verá roto por un callado murmullo de Madre y Discípulo. La vieja estampa que nuestros mayores recuerdan volverá a retomarse, San Juan mirará con ternura el llanto de María del Socorro y en silencio de oscura noche le susurrará al oído palabras de consuelo.
Hoy, San Juan, también ira en la parihuela al lado de la Stma. Virgen del Socorro, ira mirándola desde la izquierda, soportando paso a paso el peso de las manos atadas del Nazareno que ya camina para enfrentarse con el madero de nuestros pecados en la Parroquia. Y tras Él, La Palma implorará Socorro a una Madre que hoy volverá su mirada, aún más, a ese Discípulo que nunca la abandonó.